jueves, 11 de marzo de 2010

LA REINA



El tatuaje en su cuerpo, estrategicamente colocado,
da la bienvenida al amante de turno,
con sus rojos labios marca el cuello de su presa
y dispuesta a todo se entrega por un valioso precio.
Ella entrega su cuerpo
y él todo lo que hay en su cartera,
el placer que le brinda le sale caro,
pero merece la pena.
Tras treinta minutos de sexo, su presa cae rendido,
y ella insatisfecha limpia sus carnes
lista para el siguiente tras un cigarrillo,
aguarda en la esquina sin planes.
El siguiente no se hace esperar
su aroma lo apresa,
ella es diferente
y sin duda acepta.
Es a la batalla que se enfrenta día a día
en esta selva, ella es la reina
pero siempre vuelve a casa vacía
su única compañía, cocaína sobre la mesa.