Mi cabeza vuela intentando encontrar la respuesta del pesar de mis días,
al poema que desencadena tus ojos, a tu piel que acaricio en mis sueños.
Busco la manera de saber cuando parar este loco sentimiento, y no la encuentro.
Siento el pasar el tiempo ante este cuerpo que es tuyo y mio,
noto como envejece mi voz y como tus dulces palabras se tornan amargas a mi oído.
Miro mi memoria como las gaviotas, cansadas de volar, casadas de buscarte.
Las teclas malgastadas del piano al igual que mi cuerpo, solo suenan cuando tu las acaricias.
¿Recuerdas cuantas noches bajo el cielo sentíamos ser uno?
Nuestros secretos se encuentran a salvo en el viento del atardecer,
en el reflejo de la lluvia que cae perforando mis sueños y mis ganas de estar.
Necesito una respuesta para poder cambiar mi mundo, para poder vivir de nuevo.
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