Te presentas como siempre, imposible,
oculta entre mis palabras, en cada verso,
no puedo vencer a tu recuerdo.
Soy el esclavo de mi mismo,
mientras espero a que
acabes con este silencio,
y desaparezca el rencor.
Seguiré queriéndote aunque duela
y las lágrimas sean el tatuaje de mi alma,
deja que gima y chille
en este frió silencio,
deja que enloquezca
y que esto se convierta
en mi fortaleza.
Deja que atrape la mariposa de dolor
y la mantenga por siempre
viva en tu mirada, en tu piel.
Déjame vivir atado
a lo que me queda de ti .
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